¡Estar aquí y ahora!

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En el principio era la luz, y la luz era buena. Desde que tengo memoria, siempre he tenido un lado contemplativo y soñador. Ya sea de niño en Chile o más mayor en Mendoza, Argentina, la gente, los paisajes y el ambiente que me han rodeado siempre me han fascinado. Al llegar a Canadá, a los 11 años, lo primero que he encontrado al salir del avión, en 1979, fue la luz y el viento del mes de marzo.

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Pese a que me hallaba en el otro extremo de América, en el hemisferio norte, esta magia y fascinación siempre me encontraban. Desde mi primer bosquejo hasta mis primeros lienzos en el Colegio, lo encantador y la contemplación de nuestra presencia en el universo que nos rodea hacen nacer en mí un deseo profundo de poder expresarlas a través de la pintura. .